Hotel Stella Maris se encuentra en Blanes

En Blanes acaba (o empieza) la Costa Brava. Sa Palomera, una rocalla entre el puerto y la playa, es su hito simbólico. Este pueblo marinero, con gran tradición de navegación de cabotaje, creció en una bahía semicircular dominada por una colina donde se levantan los restos del castillo de Sant Joan.

Tiene un buen paseo marítimo y un conjunto monumental con edificios góticos realizados por el linaje de los vizcondes de Cabrera, como el palacio señorial o la fuente de la calle Ample, una excepcional fuente octogonal del siglo xv. El Instituto de Investigación Pesquera exhibe un interesante acuario de fauna mediterránea.

Rodeada por la colina del Vilar (269 metros) y la montaña de San Juan (166 metros), su núcleo se encuentra cerca de la desembocadura del río Tordera. Blanes, además, posee algunas de las calas más importantes de la Costa Brava.

Sin lugar a dudas uno de los principales puntos de interés de la ciudad son sus jardines botánicos. Si es Vd. amante de ellos o bien desea observar sus bellas y exóticas plantas debe saber que Blanes posee dos jardines botánicos de cierta importancia. El primero de ellos es Marimurtra, que contiene más de 3.000 especies procedentes de todos los continentes. Asímismo puede visitar también el Jardín Piña de Rosa, que posee, entre otros tesoros naturales, una importante colección de cactus.

La herencia histórica de Blanes es realmente interesante. Por esta localidad han pasado íberos, romanos (el antiguo topónimo Blandae proviene de ellos), señores feudales y, sobre todo, a partir del s. XIX la burgesía catalana, que aprovechó este excelente enclave costero para construir algunas interesantes casas cerca del mar.

Sin embargo Blanes ha sido tradicionalmente un pueblo de pescadores. Un recorrido por la parte antigua del pueblo nos muestra una importante herencia arquitectónica, como la Casa de la Vila (Ayuntamiento), que data del siglo XIX, la Fuente de la Mina Cristalina (de 1854), la Fuente Gótica (del siglo XV, la mejor conservada de la arquitectura gótica catalana), la plaza dels Dies Feiners (donde se llevaba a cabo el mercado en la época medieval). Tampoco se ha dejar de ver el Palacio de los Vizcondes de Cabrera (del s.XIV) y el Castillo de Sant Joan, situado en lo alto de la montaña del mismo nombre, y que ofrece además unas magníficas vistas de la costa sur de Blanes.

Precisamente desde lo alto de este castillo se obtienen unas magníficas vistas de la playa de arena más extensa de Blanes: s’Abanell. El promontorio rocoso es Sa Palomera, la primera gran superficie rocosa que da la bienvenida a la Costa Brava, y a su derecha se extiende un largo paseo marítimo que llega prácticamente hasta la desembocadura del río Tordera. Se trata de la zona más turística de Blanes, y la que ofrece un gran número de servicios a sus visitantes.

Precisamente desde lo alto de este castillo se obtienen unas magníficas vistas de la playa de arena más extensa de Blanes: s’Abanell. El promontorio rocoso es Sa Palomera, la primera gran superficie rocosa que da la bienvenida a la Costa Brava, y a su derecha se extiende un largo paseo marítimo que llega prácticamente hasta la desembocadura del río Tordera. Se trata de la zona más turística de Blanes, y la que ofrece un gran número de servicios a sus visitantes.

Hacia el otro lado, detrás el puerto, se encuentra la cala de Santa Anna, la Cala Treumal (la más pequeña, cercana al jardín botánico de Pinya de Rosa), y la Cala de Sant Francesc, rodeada por un idílico bosque de pinos que ofrece un fácil acceso, y junto a la cual se encuentra la ermita del mismo nombre.

Blanes, además, es una ciudad que mantiene un interesante calendario de eventos culturales durante todo el año. Los más importantes son el Concurso Interacional de Fuegos Artificiales, el Día de las Alfombras de Flores (en el que se forman mosaicos de flores sobre las calles más concurridas, en junio), la Fiesta Mayor Pequeña (en agosto) y el Desfile de Carnaval (en febrero).