Tramuntana Hotel se encuentra en Cadaqués

Cadaqués es el alma de la península del cabo de Creus, un parque natural maritimoterrestre de gran importancia por la biodiversidad marina de sus aguas y por las formas de sus rocas, modeladas sobre todo por el viento de tramontana.

Con islotes, acantilados y calas inaccesibles en un mar que aparenta calma pero que los navegantes conocen como el “cabo del Diablo”, el cabo de Creus permanece abierto al golfo de León y acumula historias de náufragos y salvamentos. Las formas de sus rocas (“un grandioso delirio geológico”, como dijo Dalí) originaron los conocidos cuadros de dobles imágenes del pintor. Las vistas desde el faro (construido en 1850 sobre una antigua torre de guardia) han sido escenarios de rodajes cinematográficos, como el de La luz del fin del mundo, con Kirk Douglas y Yul Brynner.

Tradicionalmente pueblo de pescadores, fue a partir de los años 50 cuando Cadaqués se abrió al turismo de manera universal. Ha sido visitada por un gran número de artistas a lo largo del siglo XX: Picasso, Matisse, Max Ernst o Federico García Lorca (invitado por el propio Dalí a su casa cuando ambos eran jóvenes estudiantes en Madrid).

La situación geográfica de Cadaqués es sencillamente excepcional. Su bahía es el puerto natural más grande la Costa Brava. A menudo los barcos que amarran en ella son de enormes dimensiones. La llegada al pueblo nos obliga a atravesar el Parque Nacional del Cabo de Creus, una pequeña península que se asienta sobre un falla geológica con más de 400 millones de años de antigüedad. Hoy en dia este parque se encuentra clasificado por las autoridades medioambientales como espacio natural protegido.

La playa de Portlligat, cerca de Cadaqués, a poco más de un kilómetro, es tal y como el genial pintor Salvador Dalí la pinta: estrecha y empredada... pero quién busca Cadaqués simplemente por su playa? El pueblo se encuentra repleto de atracciones culturales que el visitante no se puede perder. En primer lugar, la casa de Salvador Dalí, también en Portlligat, el primer vértice que forma el triángulo daliniano (formado además por el Castillo de Púbol y el Teatro-Museo Dalí de Figueres). El centro de Cadaqués alberga además varias galerías de arte, sin olvidar la iglesia de Santa María, del siglo XVII, de arquitectura gótica tardía, rodeada de numerosas callecitas que se dirigen a la playa. El Museo de Cadaqués conserva obras de Dalí y también de otros artistas locales. El retablo barroco de la iglesia de Santa Maria es una joya y el paseo por la orilla del mar hasta el pequeño faro de Cala Nans, inolvidable.

Cadaqués es también un pueblo de café y bares a pie de playa. El barrio viejo se encuentra repleto de tiendas de moda y de talleres artesanales. A partir de Semana Santa ya se comienza a llenar de turistas.

Sin lugar a dudas Cadaqués es una visita obligada para todos aquellos que deseen conocer la esencia de la Costa Brava y sobre todo, el universo daliniano.